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Nuestras Tierras

Desde 1930

La historia de nuestra familia está ligada al cultivo de la huerta. Desde que en 1930 nuestra abuela “Doña Pancha“ llegara a los campos de la Axarquía de Málaga, generación tras generación, hemos sido capaces de perpetuar unas técnicas de cultivo tradicional en nuestras huertas, que nos permiten a día de hoy poder ofrecer unos productos únicos.

A nosotros, sus nietos, nos toca permanecer fieles a los estándares de calidad de sus cultivos, y explorar nuevas técnicas de venta para hacer llegar nuestros productos a todos vosotros.

En el año 2009 una nueva generación toma las riendas de la explotación, biznietos de Doña Pancha, entonces «jóvenes aunque preparados». Hoy, algunos ya menos jóvenes, mantenemos los ideales con los que tomamos relevo: INNOVAR con conciencia; CRECER con mesura; MODERNIZAR sin sacrificar el arte de lo tradicional; buscar el SABOR y DISFRUTAR con lo que hacemos.

La bisabuela Pancha, su hija Panchita y su nieta «Panchitina» (Paqui) han sido mujeres de valor, fuertes. Pero no estuvieron solas, las rodeó un gran equipo de personas que dieron su trabajo, dedicación y cariño. La historia y evolución de esta empresa no se entendería sin todas las personas que trabajaron y trabajamos en ella, una gran familia de familias en la que muchos seguimos hoy, hasta cuatro generaciones después.

En 1966, ya mayor, la bisabuela Pancha reparte su propiedad entre sus cuatro hijos, la segunda era nuestra abuela Panchita. Ella, pese a las dificultades personales y familiares, las crisis y los vaivenes, luchó por preservar gran parte de su lote de tierras como medio de vida. A ella se sumó pronto nuestra madre, Paqui, y juntas nos transmitieron siempre el amor y respeto a sus padres y abuelos. Es con Panchita con quien se introduce por primera vez e tomate en la finca. Por entonces la semilla de tomate no era fácil de obtener y eran pocos los semilleros afincados en la zona que la suministraran. Se empezó a cultivar tomate de exterior, destacando el Pintón, se comenzó a sembrar patata y también habichuela verde. Ya en los últimos años Panchita, de la mano de su hija Paqui y de su yerno Juan dan los primeros pasos a la modernización y adaptación a los nuevos tiempos y construye el primer invernadero de su finca, un multitúnel que sería el primer paso del camino a un nuevo futuro.s. Pero no estuvieron solas, las rodeó un gran equipo de personas que dieron su trabajo, dedicación y cariño. La historia y evolución de esta empresa no se entendería sin todas las personas que trabajaron y trabajamos en ella, una gran familia de familias en la que muchos seguimos hoy, hasta cuatro generaciones después.

En 1937 fallece el bisabuelo Trinidad, los últimos años de su vida fueron años de penurias y sufrimientos. Las tensiones entre republicanos y nacionales afectaron a todos aquellos que tenían propiedades, y Don Trinidad, Doña Pancha, su familia y todas las familias que trabajaban en la finca y que dependían de ésta para sus sustento no estuvieron exentos de sufrimiento, especialmente Don Trinidad, que vivió atormentado sus últimos años de vida. Cuando fallece Don Trinidad, la bisabuela Pancha toma las riendas de la explotación en plena guerra, de lo que con esfuerzo y tesón habían convertido en una gran finca de labranza. Por entonces el cultivo principal era el cereal, esencialmente maíz y la caña de azúcar. Viuda, con cuatro hijos, en una época con muchas trabas para una mujer sola, afronta el reto de continuidad con tal carisma y sentido del humor que todavía se encuentran personas en la zona que la recuerdan.

Venimos de una familia de agricultores que se remonta al siglo pasado, cuando el bisabuelo Trinidad de carácter emprendedor, consigue arrendar tierras a una reconocida compañía, Azucarera Larios, que por entonces era propietaria de grandes extensiones de terreno en la zona. AHORRO, PERSEVERANCIA Y TRABAJO llevan al bisabuelo Trinidad a formalizar el 24 de Mayo de 1931 un contrato de alquiler con promesa de compra. Cinco años después, no sin sacrificios y esfuerzo el sueño se convertía en realidad y adquiría la preciosa finca en Algarrobo-Costa, emprendiendo su vida en este precioso pueblo de la Axarquía junto a la bisabuela Pancha, procedente de una pequeña provincia argentina, Jujuy. El bisabuelo Trinidad invierte todo su tiempo y esfuerzo en mejorar la finca, compra un pozo colindante y consigue convertirla en tierra de regadío, ampliando así su potencial.

 

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